El Pequeño Yichen había estado en peligro, ¿no lo sabes?
Eres el padre de Yichen, ¿verdad?
Su corazón se enfrió por aquellos pensamientos que pasaban por su mente.
―Te catalogué como un padre responsable ―comentó de repente.
Aquella declaración lo dejó pasmado, y antes de que pudiera reaccionar apropiadamente, ella ya había añadido fríamente otra declaración.
―No sé cuánto significa tu hijo para ti; en cualquier caso, ¡estoy muy decepcionada de ti!
¡Se enfureció por sus palabras!
¡¿Qué pasa con esta ridícula e infundada acusación?!
¿Fue aquella actitud engreída el resultado de su exceso de indulgencia?
―Mujer, ¿te he consentido demasiado? ―intentó calmar su temperamento, pero fue una batalla perdida, y fue incapaz de evitar sujetarla de sus hombros con suficiente fuerza como para lastimarla.
Sin duda, sus palabras le habían ofendido mucho mientras él se burlaba: ―¡No estás calificada para juzgarme como padre!