Lo único que pensaba era que, como ya estaba ahí, era mejor que se divirtiera.
Por lo que, se subió a todas las atracciones a las que pudo entrar, como la Torre de Babel, Rocket-Coaster, Emoción de la Montaña de Hielo, etc. Cada vez que se subía a una montaña rusa, aprovechaba la oportunidad para desahogar sus frustraciones y disgustos reprimidos, gritando junto a los pasajeros a medida que el tren ganaba velocidad y paralizaba el corazón cuando éste descendía. Era como si, al hacer ello, ¡el dolor en su corazón fuese a ser liberado!
No era un niño débil, pero lo que hoy sin duda le había dejado una cicatriz en su corazón.
Las niñas eran criatura ingenuas e inocentes para él, pero la acción de Song Enxi desechó aquello .
¡Odio a las niñas!
¡Odio a Song Enxi!
El cuerpo del chico se balanceó ligeramente al bajar de la montaña rusa.