Por suerte, no era una borracha problemática y solo se acurrucó en una esquina como un gato.
Uno de los inversionistas estaba muy interesado en ella. Él se sentó a su lado todo el tiempo y la miraba como un cazador mira a su presa.
Él solo hizo eso. Con Lin Fengtian cerca, no tuvo las agallas para hacer lo que quería y solo podía mirarla.
¿Cómo Mu Yazhe no entendía lo que ese hombre pensaba? Ella era una tentación amorosa, una que estaba al alcance de su vista, pero no de sus manos. Él podía tocarla, pero no devorarla. Esta sensación hacía que su corazón sintiese anhelo y dolor al mismo tiempo.
Lin Fengtian era, en especial, protector con ella, así que el inversionista sabía que había límites.
Sin embargo, esta mujer era única y reservada para esta ocasión.
—¿Cómo podía emborracharse con solo una copa de vino?