Después de 10 minutos, la señorita que bajó del carruaje era una persona totalmente diferente. Había guardado su armadura pesada y la había reemplazado por una armadura negra ordinaria. Esta armadura parecía no haber sido usada durante bastantes años y el borde se había vuelto bastante áspero debido al desgaste.
Sin embargo, a Rina le quedaba realmente bien. Su delgada figura, usualmente cubierta por su pesada armadura de metal, se acentuó con la ayuda del cuero negro. Su cabello dorado, estaba atado apresuradamente detrás de su cabeza, ayudó a reducir la sensación amenazante que tenía anteriormente y le dio una especie de disposición refrescante, que las jóvenes damas como ella deberían tener. Con su espada habitual a la espalda, realmente parecía una Aventurera joven y bonita.
—¿Qué pasa? —preguntó Rina preocupada después de bajar del carruaje. Encontró a Felic mirándola aturdido. En ese momento, pensó que había algún problema con su disfraz.