"Mis sentidos no me engañaron" - dijo Yura mientras veía como Kagome estaba preparando sus cosas para poder partir.
"¿Eh? ¿Qué haces aquí, Yura-san?" - preguntó Kagome mientras levantaba una ceja - "Yo pensaba que estarías buscando a Kurama-san"
"Lo iba a hacer, pero él me mandó un mensaje diciéndome que te protegiera hasta que te adaptaras a tus nuevos poderes" - respondió Yura con honestidad.
"¿Eh? ¿En serio?" - preguntó Kagome con sorpresa porque no se esperaba esta respuesta - "¿Kurama-san quiere que me protejas?"
"Sí, posiblemente porque se siente responsable de tu seguridad por un motivo que desconozco" - respondió Yura mientras fruncía el ceño porque honestamente no estaba muy feliz con la idea de ser la guardaespaldas de una mujer humana.
"Oh, gracias" - sonrió Kagome mientras le daba una linda sonrisa a la mujer Yokai - "Ya estaba asustada porque pensaba que tendría que reunir los fragmentos por mí misma"
Yura levantó una ceja antes de asentir con calma - "En fin, voy a estar por la zona, así que cuando estés lista solo tendrás que decir mi nombre y apareceré"
"Ok, muchas gracias" - sonrió Kagome mientras continuaba con los preparativos para iniciar su viaje.
"No tienes que agradecerme, fue Kurama-sama el que me dijo que te ayudara" - murmuró Yura con un extraño sentimiento de confusión porque esta era la primera vez que un humano le agradecía. La gran mayoría de humanos que ella había conocido, la había maldecido mientras ella cortaba su cabello y lo unía a su peine.
* * * * *
"Ugh... ¿Dónde estoy?" - murmuró Izumi mientras miraba alrededor y notaba como estaba dentro de un lugar que reconoció de inmediato - "¡Tousan!"
La chica rápidamente miró los alrededores con una expresión de terror, después de todo, ella no sabía lo que había sucedido luego de que su padre la dejara inconsciente. Ella estaba asustada por el pensamiento de que su padre no pudiera contener su ira, así que rápidamente lo llamó para poder saber la verdad.
Kurama apareció pocos segundos después de escuchar su nombre, así que lentamente caminó donde su hija y le dio una mirada en blanco - "¿Qué?"
Izumi se quedó en silencio porque sabía que su padre todavía estaba molesto, aunque mucho más tranquilo - "Él..."
"Sigue vivo si eso es lo que te preocupa" - respondió Kurama mientras suspiraba con pesar - "Escucha, hija..."
"No, yo quiero disculparme" - murmuró Izumi con lágrimas en los ojos - "Sé que lo hiciste por mí, pero no pude resistirlo, él aún me gusta..."
"No, yo soy el que tiene que disculparse" - suspiró Kurama mientras caminaba donde su hija y le daba un fuerte abrazo - "Estaba tan furioso, que no vi que si le hacía daño a ese... chico, tú terminarías sufriendo"
"¿Eso significa que no le harás nada?" - preguntó Izumi con esperanzas.
"Lo siento, pero no lo perdonaré" - respondió Kurama mientras negaba con la cabeza - "Yo le ofrecí una salida, cuando sea el momento, voy a decirle donde estarás tú y esa sacerdotisa, y si él elige a la sacerdotisa..."
Izumi se quedó en silencio mientras se mordía el labio - "¿Y-Y si me elige a mí?"
"Eso dependerá de cuán ciertos sean sus sentimientos" - respondió Kurama con neutralidad - "Si viene aquí con una pizca de falsedad, o con un intento de poder ganar tu confianza a pesar de que sigue con un corazón confundido, entonces su vida terminará, y ni siquiera tú podrás detenerme, hija..."
Izumi suspiró con pesar antes de asentir. Ella sabía que esta sería la única concesión que su padre haría luego de todo lo que había pasado, después de todo, ella podía sentir que la poca afinidad que Kurama había hecho con Inuyasha, se había extinguido.
"Escucha, sé que es difícil, pero esto es lo último que haré, ahora todo depende de él" - dijo Kurama mientras se daba media vuelta y caminaba hacia la entrada de la habitación - "Es una decisión que tomé luego de pensarlo un poco, y es definitiva porque tu madre la aprueba"
"¡¿Ella sabe sobre lo que pasó?!" - exclamó Izumi mientras sentía como su cuerpo temblaba.
"Es obvio que se lo diría, hija, yo nunca le ocultaría algo como esto a tu madre" - respondió Kurama con neutralidad - "Aunque ella es mucho más amable que yo o tus demás madres, después de todo, ella fue la única que no saltó directo al cuello de ese chico"
La expresión de Izumi se iluminó, aunque rápidamente se oscureció porque era obvio que a ninguna de sus madres les gustaba la idea de meter a ese chico a su familia.
"¿Ella me apoya?" - preguntó Izumi mientras miraba a su padre.
"Todos te apoyamos" - respondió Kurama mientras miraba a su hija con pesar - "Pero eso no significa que no nos metamos en medio si alguien intenta hacerte daño"
"Tousan, soy una chica grande, no necesito que me protejas" - murmuró Izumi con el ceño fruncido - "Puedo tomar mis propias decisiones"
Cuando dijo estas palabras, algo pareció romperse dentro de Izumi, era como si al abrir una puerta, ella no pudiera volver a cerrarla.
"¡No necesito que te metas en mi vida, si yo quiero hacer algo, voy a hacerlo porque es mi vida, y tú no tienes derecho a intervenir en mis decisiones!" - exclamó Izumi mientras miraba con molestia a su padre.
Kurama se quedó en silencio cuando escuchó esto.
Izumi abrió los ojos cuando analizó lo que había dicho, aunque ya era demasiado tarde - "Tousan, eso no era lo que quería decir..."
"No, tienes razón, eres una chica grande, y tienes que tomar tus propias decisiones" - murmuró Kurama mientras le daba una mirada pasiva a su hija - "Supongo que yo estuve mal por no entenderte..."
"T-Tousan..." - murmuró Izumi con el rostro pálido mientras veía como la barrera que la estaba protegiendo desaparecía.
"No digas más" - dijo Kurama mientras negaba con la cabeza - "Ya dejaste en claro que no solo no aceptas mis decisiones, sino también las repudias, y eso está bien"
"Tousan, me estás asustando" - dijo Izumi con miedo porque podía notar como algo dentro de su padre parecía haberse roto.
"Puedes hacer lo que quieras, yo no voy a intervenir más" - dijo Kurama mientras se retiraba en silencio. Tal parecía que él había hecho demasiado por su hija, y eso había sido malo, aunque en retrospectiva, él podría haberlo visto venir, después de todo, él siempre estuvo sobreprotegiendo a sus hijos por miedo a que algo les pasara. Podrían llamarlo instinto, o simplemente era su forma de ser por ser padre primerizo, aunque ahora veía que esto había sido malo porque no estaba aceptado las decisiones de sus hijos, al punto de que su princesa había explotado porque él seguía actuando como un monstruo contra todo lo que amenazara a sus hijos que pronto se volverían adultos.
Izumi intentó correr detrás de su padre, solo para ver que este había desaparecido - "¿Q-Qué fue lo que hice?"
La chica Kitsune empezó a llorar cuando vio que su padre había desaparecido, dejándola completamente sola. Ella comprendía que sus palabras habían golpeado duro a su padre, pero al mismo tiempo sabía que este era el momento en el que ella tenía que decirlas. Ella era feliz sabiendo que su padre la amaba tanto que quería protegerla de todo, aunque eso era un problema, porque ella no quería que la protegieran, ella quería ser como Naruto, expandir sus horizontes y tal vez encontrar a su alma gemela, cosa que ella nunca lograría porque su padre la tenía amarrada a él la mayor parte del tiempo. No solo eso, sino que ella no era una muñeca de cerámica que podría destruirse con un mal movimiento, ella era Izumi Uzumaki, la hija de Kurama, el Bijuu más poderoso, el shinobi que había logrado traer la paz luego de una era de caos y guerras.
Izumi intentó buscar a su padre por los alrededores porque tenía el presentimiento de que podría estar cerca, aunque no importaba lo mucho que intentara detectarlo, la presencia de su padre no estaba por ningún lado - "L-Lo siento, Tousan..."
La chica Kitsune nuevamente se puso a llorar, sin notar como unos ojos de diferente color estaba observándola desde un rincón de la casa.
"Es imposible que te deje sola en este lugar desconocido" - pensó Kurama, o mejor dicho, su clon mientras veía con pesar a su hija, porque no importaba lo mucho que ella lo odiara o lo quisiera lejos, él nunca lo haría porque nunca se perdonaría si algo le pasara a su princesa - "Aunque tienes razón, ya no interferiré en tu vida, solo observaré e intervendré cuando vea que tu vida está en verdadero peligro..."
* * * * *
"¿Qué fue lo que te pasó?" - preguntó Kikyo con ligera curiosidad cuando vio como Kurama había aparecido frente a ella con un expresión fría en su rostro - "¿A caso sucedió algo con esa chica Kitsune?"
"Mejor preocúpate de tus problemas, sacerdotisa" - respondió Kurama mientras entrecerraba los ojos.
"No tienes que enojarte conmigo por algo que yo no he hecho" - dijo Kikyo con neutralidad - "Yo no soy culpable de nada"
Kurama se quedó en silencio unos segundos antes de suspirar, después de todo, ella tenía razón. Kikyo era también una víctima.
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[Origen] Cap 701 <--- Disponible en Pa treon.
[La Leyenda del Kyubi: Vol 4] Extra 19(35) <--- Disponible en Pa treon.