El viento soplaba la arena como si el mundo estuviera cubierto por una tela delgada. A medida que las arenas se deslizaban hacia el piso, todo se fue despejando lentamente.
En el violento viento, la sombra de un hombre se levantó con dificultad, arrodillándose en el suelo.
Tic tac, tic tac...
La sangre goteaba de la comisura de sus labios. El líder cubrió su rostro y se levantó con dificultad.
En este momento, la atmósfera se congeló. Toda la batalla miró al líder como si hubiera un alto temporal en el fuego.
El líder de la Organización Germinal siempre llevaba una máscara de metal negro. Casi nadie, ni siquiera las personas de la Organización Germinal, conocía su verdadera identidad.