Nian Xiaomu se encontraba demasiado atrás.
Hizo todo lo posible por inclinarse hacia adelante, pero apenas podía ver la figura en el escenario con claridad. No había forma de que pudiera ver bien a Mo Qian.
Las imágenes en su cabeza continuaron apareciendo en pedazos y partes.
Sintiéndose bastante incómoda, tenía su mano sosteniendo su cabeza mientras descansaba contra su silla.
Su asistente, sentada a su lado, notó que había algo raro en ella y le preguntó: —Gerente Nian, ¿está usted bien?
—Gracias a todos los presentes por venir...
Antes de que Nian Xiaomu pudiera pronunciar una palabra, la profunda voz de Mo Qian sonó a través del micrófono del podio, llegando a los oídos de todos los presentes.
La cabeza de Nian Xiaomu comenzó a doler aún más.
Una avalancha de imágenes fragmentadas que aparecieron en su cabeza la hicieron incapaz de ver nada con claridad.
Todo lo que podía escuchar era un zumbido que sonaba en sus oídos.