Pero el procedimiento requería de alguien que estuviera junto al recipiente para vigilarlo. Se necesitaba que añadiera los materiales necesarios periódicamente.
—Pueden ir afuera, yo me quedaré a vigilarlo —dijo Gao Peng.
—No es necesario, puedo ver las reacciones si me quedo relativamente cerca.
El director se ahogaba por los vapores tóxicos y estornudaba sin parar, pero insistió en quedarse.
Ya que él no se fue, el resto tampoco se atrevió a hacerlo. Gao Peng se rió.
—Ya tenemos la cantidad de ingredientes a agregar, el resto son pasos de rutina: agregar los ingredientes restantes enlaza cantidades correctas. No hay nada muy interesante para ver, ¿qué les parece si ustedes los agregan y yo salgo a dar una vuelta?
—De acuerdo —dijo enseguida el director.
Gao Peng no perdió ni un segundo en cortesías y salió. Los vapores que los chiles soltaban después de agregar otros materiales eran realmente tóxicos y punzantes.