Ji Ning sintió como si fuera una hormiga que miraba el vasto y estrellado cielo nocturno. Se puso pálido y se le cortó la respiración cuando el aura de poder se extendió. Era simplemente aterrador. ¡El aura de ese círculo de sangre superaba ampliamente las auras de cualquiera de los Hegemones que Ning había conocido hasta ahora! Aunque los Hegemones tenían auras increíbles, ni siquiera se podían comparar con el "sol" rojo que brillaba ante él.
Ning, por su nivel de poder, era lo suficientemente fuerte como para sonreír y bromear en presencia de Hegemones. ¡Pero cuando se enfrentó a ese charco de sangre roja sintió que un terror total recorría cada fibra de su ser!
—¡¿Qué es eso?! —exclamó Polvonueve que llegó volando.
Había planeado llevarse a Ning y huir, pero se sintió aturdido cuando vio ese gran charco rojo de aproximadamente treinta mil metros de tamaño.