Era obvio que esta cueva había sido excavada artificialmente de manera extremadamente metódica. En las paredes se podían ver varias marcas que parecían escamas de pez, algunos diagramas y escritos. La cueva en sí emanaba una extraña energía que se sentía como agua que fluye. Ji Ning no pudo evitar sentirse afectado por el aura pacífica de la cueva y su corazón se calmó.
Él no tenía prisa por leer las palabras o mirar las imágenes. En su lugar, primero inspeccionó cuidadosamente los patrones y marcas de escama de las paredes.
—Muy genial. Si alguien excavó lentamente la cueva, no hay forma de que todo quedara tan perfecto —pensó Ning mirando las pequeñas marcas—. Siento que alguien debió haber usado una habilidad divina para hacerla.