Esperar era siempre aburrido y doloroso, especialmente cuando se le confiaba la seguridad a otra persona. Afortunadamente, su tortura estaba a punto de terminar. Gracias a sus propios sentidos y a la información que había obtenido del mundo exterior, Leylin sabía que nacería pronto.
Incluso había sentido la invasión de una energía extraordinaria durante el prolongado embarazo. Era una energía positiva puramente blanca utilizada para curar y aumentar la vitalidad. Luego de haberla experimentado varias veces, Leylin comprendió rápidamente lo que era.
¡La bendición de un sacerdote! ¡Excelente! pensó Leylin. Aquella bendición tenía grandes beneficios en el desarrollo de los fetos y, por supuesto, Leylin la aceptó sin contenerse.