—Fui yo. Es mi culpa. ¡Si le hubiese dado una gota de Poder de Soberano a Delia ella no moriría!
—Por qué no se la di a Delia. Por qué. ¡¡¡POR QUÉ!!!
La culpabilidad sin fin sacudió el pecho de Linley, con un pesar golpeando brutalmente su alma. Toda su mente estaba en un estado de caos, y se había hundido en un estado de remordimiento interminable.
Bebe, Phusro y Tewila se miraron el uno al otro, la preocupación apareció en sus rostros.
—Waaaaa... ¡Waaaaaaaa!
El pequeño Wade lloraba continuamente, y sus sollozos parecían perforar más los oídos en la alguna vez esa absolutamente silenciosa zona montañosa. ¡Linley sentía que cada grito apuñalaba contra de su corazón!
—No llores, Wade, no llores.
Sosteniendo a Wade, Bebe también se volvía más y más frenético.
—¡Jefe! —dijo Bebe frenéticamente.
—¡Linley! —gritó Phusro con preocupación.