Dentro de la oscura y tranquila residencia, solo estaban Yale, Reynolds, George, unas pocas docenas de asistentas, y unas pocas docenas de guardias. Todos ellos estaban allí por Linley.
Debajo de las ramas de uvas colgantes, George, Yale, y Reynolds estaban de pie alrededor de un escritorio de piedra.
—Jefe Yale. ¿Qué piensas que está pasando con el tercer hermano?
El rostro de Reynolds estaba lleno con confusión a medida que él decía con impotencia.
Yale negó con la cabeza.
—Tampoco lo sé. Han pasado diez días desde que el tercer hermano vino aquí, y en esos pasados diez días, tercer hermano no ha tenido su energía usual. Él ni siquiera entrena, ni bromea o ríe con nosotros. Él siempre parece apagado.
George también asintió.
—En el pasado, no importa que pasase. Tercer hermano no dejaría su entrenamiento. Pero ahora, él parece haberse transformado en una persona totalmente diferente.