Zhang Yang sintió una explosión de felicidad en su pecho. Dejó que su sangre siguiera fluyendo sobre la estatua mientras comía [Bocadillos], como un loco feliz. También echaba una mirada a su alrededor cada tanto. No parecía preocuparle demasiado cómo lo estuviera mirando la gente.
Si alguno de los jugadores normales se atrevía hacer una expresión así, sería rodeado y recibiría la paliza de su vida.
Sin embargo, las circunstancias eran diferentes para Zhang yang. Él era el jugador número uno de todo el juego. Él tenía todo el derecho a hacerlo. Aquellos que cruzaban miradas con Zhang Yang no se atrevían a mirarlo a los ojos. Desviaban la mirada en otra dirección o se miraban sus propios pies. Bueno, Zhang Yang se veía bastante intimidante sólo con estar ahí parado. Así que no podía decirse nada al respecto.