Chen Guo nunca fue buena controlando sus emociones. Cuando quería reír, reía. Cuando quería estar enojada, se enojaba. Cuando quería llorar, era aún más problemático. No contenía sus lágrimas.
Cuando pensó sobre el pasado de Ye Xiu, y se dio cuenta de la impotencia de Ye Xiu, la nariz de Chen Guo se puso irritada y sabía que pronto comenzarían a caer sus lágrimas.
—Me voy a dormir.
Chen Guo se puso de pie, dio una pisada fuerte, y luego salió corriendo.
Ye Xiu estaba un poco sorprendido. Por lo que entendía de ella, asumió que ella comenzaría otra interrogación aún más profunda. Quien hubiera pensado que la jefa saldría corriendo de esa forma.
Ye Xiu se rascó la cabeza y miró hacia Tang Rou. Ella sonrió y se levantó.
—Entonces, supongo que volveré para descansar también.
—Bien —dijo Ye Xiu y asintió. Después de verla comenzar a salir, puso un cigarrillo en su boca.