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Huo Mian se congeló por un momento al oír lo que Su Yu había dicho.
Lo que había dicho la noche anterior, lo dijo porque estaba en un estado de debilidad, pero Su Yu se lo tomó en serio. ¿Pero por dónde empezarían a buscar a Qin Chu?
Huo Mian pensaba en silencio, pero todo lo que su boca hacía era beber el congee que tenía en las manos.
—¿Cómo sabe? —preguntó nervioso Su Yu.
—Nada mal.
Luego de oír lo que dijo Huo Mian, Su Yu suspiró aliviado. Después, ella levantó la cabeza y preguntó: —Tengo curiosidad, ¿cuántos tipos de granos le pusiste al congee?
—Eh... siete u ocho... ¿Una docena? No estoy seguro, no los conté —Su Yu se rascó la cabeza extrañado.