El director Wu comenzó a inquietarse al ver dudar a Huo Mian.
Finalmente, Huo Mian apretó los dientes y le dijo lo que quería: —Director Wu, me gustaría renunciar.
Entonces, sintió que le quitaban un gran peso de encima. El director Wu no estaba sorprendido, parecía esperar que Huo Mian tomara esa decisión.
—¿Estás segura? —preguntó lentamente el director Wu luego de servirse una taza de té.
Huo Mian asintió decidida: —Ajá, Qin Chu ha estado muy ocupado y hay mucho que hacer en la empresa. Mi suegro no está bien, así que quiero ayudarlo.
—Pero... ¿No es el sueño de tu vida ser médica?
—Sí, pero, para mí, los asuntos de mi esposo son mi prioridad... No soy ambiciosa, tampoco quiero ser una dama de hierro, así que los negocios de mi esposo siempre estarán primero, ya que no quiero verlo tan exhausto. Entonces... —Huo Mian se quedó en silencio, pero sus intenciones estaban más claras que nunca.