—Está muy bien, vive muy bien... No desaprovechó su cerebro, es médica ahora, una médica realmente increíble —dijo la joven con una sonrisa.
—Qué bueno... —el hombre hablaba con seriedad.
—Papá, ¿cuándo podremos reunirnos con ella? Ya no puedo esperar más...
—Ahora no es el momento. No debes actuar de forma estúpida. Si no quieres matarla, entonces no puedes regresar. Tampoco puedes entrar al país, hay demasiadas personas observándote... Es demasiado arriesgado...
—Pero... Estoy haciendo esto por... —antes de que pudiera terminar sus palabras, el hombre colgó el teléfono furioso.
La muchacha hizo puchero y arrojó su celular a la playa. Luego sacó una identificación de trabajo que le había costado mucho robar y la acarició gentilmente. Luego, repitió lentamente un título: —Médica, Departamento de Neurología... Huo Mian... Huo Mian.
Sus ojos eran tan amables mientras decía su nombre.