—Viendo la expresión preocupada de Daohua, la Señora Yan regañó sin verdadera molestia —Ya hemos dejado la villa, ¿qué más hay que mirar?
—Daohua dejó caer la cortina del carruaje y preguntó ansiosamente —Abuela, ¿cree que mis hierbas medicinales crecerán bien?
—La Señora Yan respondió —Solo te estás preocupando demasiado. Después de escuchar del jefe de la familia Zheng que su nieta había gastado más de cien taeles de plata en semillas de hierbas medicinales, le dolía el corazón; esta niña descuidada realmente no trataba la plata como dinero.
—Daohua suspiró —Principalmente porque nos quedamos por muy poco tiempo. Si hubiera tenido unos meses más, garantizaba que todas las semillas de hierbas medicinales que plantó sobrevivirían e incluso prosperarían.