El ver que no estaba la tranquilizó un poco.
Luego de un profundo sueño y algunas píldoras, Lu podía sentir que el mareo en su cabeza se aliviaba. Se sentía mucho mejor. Ella tocó su frente.
«Hm, no está tan caliente como antes».
Lu Zhaoyang se levantó de la cama y miró el reloj.
«Wow, son casi las doce. ¿Literalmente dormí dos horas?».
Unos ligeros pasos y susurros la detuvieron cuando estaba a punto de irse.
Especialmente porque esas voces no sonaban nada parecidas a la de Huo Yunting.
Ella estaba desnuda en ese momento, gracias al gran pervertido que se arrepentía de haber conocido. Sintiendo pánico mientras caminaba hacia la puerta, su lucidez hizo que por lo menos se cubriera rápidamente con la remera blanca que Huo Yunting había colocado cerca.
Sus pasos eran suaves, muy suaves, ya que tenía miedo de ser descubierta. Sus oídos estaban enfocados en la puerta para tratar de descifrar qué estaba sucediendo allí.