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Wang Baole entrecerró los ojos. Miró la puerta y luego a la estatua de piedra. Después de un largo rato de silencio preguntó de repente—: Kong Dao, ¿cuánto te tardarías en empujar la puerta y abrirla?
—No podré hacerlo en menos de diez respiraciones. Pero, basándome en mis intentos previos debería ser capaz de hacerlo... ¡si me consigues quince minutos! —dijo Kong Dao en voz baja después de pensarlo un poco.
El rostro de Wang Baole indicaba que lo estaba considerando mientras hacía algunos cálculos. Incluso con él ahí sería un desafío para los dos abrir la puerta en un período de diez respiraciones. Ya que la estatua de piedra podía cobrar vida, seguiría siendo un peligro para ellos.
«Me preguntó si con mi poder actual... ¡seré capaz de pelear contra alguien en la etapa tardía del reino de la Formación del Núcleo!» Los ojos de Wang Baole brillaron con anticipación al pensar en eso. Realmente quería saber el alcance del poder que poseía ahora.