Link regresó al Templo del Tiempo, teniendo cuidado de los ReDeads de la Ciudadela. Ahí, en la habitación de la Espada Maestra, junto al Pedestal del Tiempo, estaba nuevamente Sheik. Link se acercó y Sheik dijo:
—Has derrotado a los monstruos del templo y has despertado a la sabia... Pero aún hay otros sabios que necesitan tu ayuda. Para despertar a los demás sabios, debes hacerte aún más poderoso. Debes viajar a través de montañas... A las profundidades de las agua... E incluso a través del tiempo... Si quieres volver a tu propio tiempo, devuelve la Espada Maestra al Pedestal del Tiempo. Cuando lo hagas, viajarás siete años en el tiempo. Si deseas enfrentarte a los monstruos que has derrotado, dirígete a la cama de la casa de tu niñez. En el reino de los sueños serás capaz de enfrentarte a ellos otra vez. Llegará un momento en el que tendrás que volver aquí a toda prisa... Te voy a enseñar lo que deberás hacer entonces... Una melodía que te transportará al Templo del Tiempo... El Preludio de la Luz.
Entonces Sheik volvió a sacar su arpa y tocó una melodía. Link nuevamente lo imitó tocando la Ocarina y, finalmente, los dos concluyeron la canción. Sheik siguió hablando: —Mientras tengas la Ocarina del Tiempo y la Espada Maestra, serás capaz de controlar el tiempo... ¡Link, volveremos a vernos! —y, como la vez pasada, retrocedió unos pasos, después sacó una nuez Deku y, tras el impacto de ésta, desapareció.
Link decidió probar lo que Sheik decía y clavó la Espada Maestra en el Pedestal del Tiempo. Un haz de luz envolvió la segunda plataforma con él dentro y, tras un trance de unos segundos, apareció él mismo sosteniendo la empuñadura de la espada. Retrocedió un poco y se miró: tenía nuevamente su apariencia de niño. Ahora podría ver a Saria y platicarle todo lo que...
Pero detuvo sus pensamientos. Saria probablemente estuviera en la Pradera Sagrada del Bosque sin saber que era la sabia del bosque y Mido, Mido aún sería el autoproclamado jefe de los kokiri y lo seguiría tratando mal. Incluso el brote del Árbol Deku aún no hubiera nacido. O peor, no tendría la suerte de llevar a Epona consigo y haber ayudado a Malon, Talon e Ingo. Ante sus nuevos pensamientos, decidió sacar nuevamente la Espada Maestra y, como había pasado antes, el haz de luz lo envolvió y tras unos segundos, apareció nuevamente con su apariencia de adulto.
Decidió ir al primer destino que Sheik le había dicho: viajar a través de montañas; y la única montaña que él conocía era la Montaña de la Muerte. Salió del Templo del Tiempo hasta la Llanura de Hyrule, tomó a Epona y se dirigió a Kakariko.