—Me pregunto si Nyka puede mantenerse despierta aquí siempre que mantengamos el sol artificial apagado o si el elemento de luz exterior la obliga a dormir durante el día a pesar de la protección de la torre—. Solus reflexionó en voz alta, acurrucándose en Lith.
Estar acostados en el césped de esa manera hacía que la diferencia de altura entre ellos desapareciera, mientras que estar finalmente solos y hablar de algo diferente al trabajo les recordaba los tiempos en los que solo se tenían el uno al otro.
Durante todos esos años antes de que Lith se sincerara con su familia, tanto él como Solus habían sufrido el aislamiento, temiendo que las personas que amaban los rechazaran, considerándolos monstruos.
Sin embargo, al mismo tiempo, ese mismo aislamiento hizo que su relación fuera más profunda de lo que las palabras podrían expresar. En aquel entonces, habían sido ellos dos contra el resto del mundo.