—Es aún más extraño que todo haya sido debidamente registrado y documentado. —Solus reflexionaba mientras miraba las firmas al final de cada documento.
—No solo el Señor de la Ciudad y los nobles sabían todo, sino que tampoco se llevaron ni un céntimo para ellos. Es como si hubieran pagado a Quaron, pero ¿para qué? No para protección ya que él no está aquí.
—Les preguntaremos después. Todavía tenemos más habitaciones que visitar. —Respondió Lith.
Moverse sin ser notado era fácil, mientras que usar la dimensión de bolsillo le pasaba una gran factura. Aunque Solus compartía tanto de la carga como podía, Lith tenía que hacer la mayoría de las tareas pesadas.
Si gastaba demasiada energía, se volvería incapaz de asumir forma humana o estaría demasiado débil para ser más que una pelota de golpes. Para empeorar las cosas, necesitaba mucho más tiempo que Lith para recuperarse debido a la brecha en sus núcleos de maná y su fuerza vital agrietada.