—Señor Deirus, ¿sospecha de alguien como responsable de este ataque? —preguntó Linjos.
—Sospechosos, no. Más bien certeza. Lukart. —El tono de Yurial estaba lleno de resentimiento.
—Esta es una acusación muy seria. Además, no creo que el Archimago Lukart lo mataría solo porque yo he expulsado a su hijo. De todos modos, ¿tiene alguna prueba respaldando su teoría?
—¿Expulsaste a Lyam? —Yurial estaba tan sorprendido que no notó a Lith lamentando el destino de su compañero de escuela con chocar los cinco y golpear las manos abajo con el resto de los miembros del equipo.
—Demasiado lento. —Lith esquivó la mano de Friya, dándole una débil palmada en la nuca.
—Sí, lo hice. —Un escalofrío frío recorrió la espalda de Linjos. Casi podía ver la sombra de Manohar detrás de la completa falta de respeto de Lith hacia un compañero de estudios. No importa cuán tóxico había sido Lukart, en la mente de Linjos, su expulsión fue una pérdida para toda la comunidad mágica. No era algo para celebrar.