—Sobre las condiciones para volver a Lutia, también quiero que no haya invitados en la casa, excepto aquellos que yo invite personalmente. Estoy harta de que la gente me busque y me toque el vientre. —Kamila dijo después de salir de su ensimismamiento.
—Trato hecho. —Elina asintió—. ¿Algo más?
—Sólo una cosa más. Ya que vamos a vivir en la misma casa, necesitamos reglas básicas. Como no entrar en una puerta cerrada sin llamar primero y esperar una respuesta. —Kamila se sonrojó un poco.
Existía más de una razón por la cual ella y Lith habían mantenido el apartamento en Belius durante tanto tiempo y rara vez pasaban la noche en Lutia. La más importante era la falta de privacidad.
Después de todo, era el hogar de la familia Verhen, y los padres de Lith a menudo entraban a una habitación sin previo aviso con consecuencias predecibles. Cerrar la puerta evitaba el contacto visual, pero no hacía que la situación fuera menos incómoda.