CAPÍTULO 28- Rescate de humanos. Parte 1.
(Pov- Zei.)
—¡Mmmmm! ¡Está delicioso, Zei! Serías un excelente esposo… Bueno, un esposo que no puede besar ni tener sexo con su esposa… Retiro lo dicho, no serías un buen esposo, serías un excelente chef.
—Eso dolió.
—¡Hahahaha! ¡¿Quién se acostaría con ese fenómeno?!
… Hori tosió un poco… N-no digas nada raro mientras desayunamos.
… Ah… ¡¿Por qué no se fueron?! ¡Me obligaron a prepararles el desayuno! ¡Y estoy ciego! Malditas sádicas y locas. Al menos Roxy me ayudó y fue mis ojos mientras cocinaba.
—¡Está delicioso, Zei! Me sorprendió que fueras capaz de cocinar aunque estés ciego temporalmente.
¡No digas más, Hada loca!
Con solo recordar lo que me pasó, me muero de miedo.
¡Esa maldita hada está loca!
Al menos no sentí dolor, pero fue bastante perturbador... ¡Incluso me quiso desnudar para saber todas las reacciones de mi cuerpo, incluyendo mis erecciones! Tuve suerte de que sus compañeras lo evitaran.
—¿Y averiguaron algo sobre el cuerpo de Zei?- Dijo Mary.
N-no digan lo que pasó... ¡No lo digan, por favor!
—¡Hahahahaha! ¡Descubrimos que ese fenómeno es un cobarde! ¡Lloró cuando Nashai comenzó a experimentar con él!
—¡Mentira, no lloré por eso! ¡Esa loca me quería meter sus dedos en mi trasero! ¡Eso es acoso sexual! ¡Debería denunciarlas!
—Quería saber si no hay nada raro con tu cuerpo. Debía revisar todo.
—Fufu. Eso me recordó algo.
—Hori.
—¿Sí?
—No digas nada más. Todavía tengo un trauma con eso.
Un consejo, si son cobardes y no se atreven a experimentar, nunca salgan con una ninfómana.
—Aparte de tener magia y mantener el control de tu cuerpo, no hay nada raro... Bueno, sí, hay algo.
—N-no lo digas.
—El corazón no funciona, pero...
—N-no lo digas.
—Su sangre sigue recorriendo su cuerpo aunque su corazón no esté latiendo.
—Por favor, te lo suplico, no lo digas.
—Sus erecciones son perfectas. No tiene ningún problema sanguíneo. Por cierto, Zei, nunca había visto el pene de un hombre vivo, pero con mi experiencia experimentando con cadáveres, puedo darme cuenta de que tienes una gran herramienta. Felicidades.
—¡Uwaaaah!
—Y funciona muy, muy bien. Lo digo por experiencia propia.
—¡Hori, no digas más, por favor!
Puse mis manos en mi cara para que no me vean... ¡Maldita sea!
... ¿Eh? Siento algo...
Me quité las vendas de los ojos... ¡Sí, ya puedo ver! ¡Mis ojos regresaron!
—¡Recuperé mis ojos! ¡Sí!
—... Mi hipótesis fue correcta. La regeneración elimina el virus de tu cuerpo, pero con el tiempo regresa... Ya veo.
—¿Eh? ¿Qué quieres decir con eso?
—Tus ojos son normales. No parecen los ojos de un zombie, Zei.- Dijo Mary.
—¡Kya! ¡Extrañaba tus hermosos ojos, Zei!- Dijo Hori.
—... Espera... Se están volviendo blancos... Ya se volvieron blancos de nuevos... Tengo que volver a mi laboratorio temporal.
La chica Hada salió de la casa.
—También debemos retirarnos.
—Adiós a todos. Espero que tengan un buen viaje... Excepto tú, Elfa plana, tú puedes irte a la mierda.
—Fufu. El fenómeno sigue enojado porque le metieron algo en el trasero.
—... ¿Eh? ¡No digas mentiras, no me metieron nada, lo evité!
—¿Olvidaste que te quedaste dormido?
—... N-no... ¡N-no es cierto!
—Fufu. Adiós, fenómeno. Espero nunca volver a verte.
Todas las chicas mágicas salieron, excepto las pequeñas niñas Cíclopes.
Ellas se acercaron a mí.
—O-oigan... ¿Qué planean hacer con esos cuchillos?
Las tres saltaron sobre mí y me encajaron los cuchillos en el pecho.
—¡Uwaaaah!
—¡Zei!
—¡Hahahahaha! Lo hicieron bien. Vámonos.
¡Maldita seas, Elfa plana!
—¡¿Tú les diste la idea, Elfa plana?! ¡Maldita loca, no les enseñes eso a niñas pequeñas tan adorables!
—Fufu. Vámonos.
Las niñas pequeñas me observaron con asco y salieron de la casa.
... ¡Puta vida!
—Z-Zei... ¿E-estás...? ¿E-estás bien?
—No te preocupes, Kiasan, no siento dolor... ¡Yo maté al zombie de su madre, no maté a su madre! ¡Yo no tengo la culpa!