Capítulo 19: No hables tonterías
Al darse cuenta de lo que estaba pensando, terminó el desayuno como en un trance. Mientras la familia Xiao y Xu Xiang desayunaban en el camino, los otros prisioneros eran forzados a caminar con el estómago vacío. Dado que están al final del grupo, no muchas personas los ven comer. Sin embargo, eso no significa que nadie pueda ver su comida.
Después de caminar por más de tres horas, el sol se ha elevado muchísimo y el calor es insoportable. Calculando la hora, debería ser alrededor de las siete de la mañana, pero se siente como si fuera mediodía. Poco después, muchos prisioneros ya no pudieron más y cayeron al suelo. Los oficiales vieron a los prisioneros moverse más lento que de costumbre y comenzaron a azotarlos.
—¡Apúrense y muévanse! —Con los oficiales siendo más duros de lo normal, el grupo por fin avanzó a su ritmo habitual. Pero las cosas no mejoraron a medida que el clima se calentaba por segundos. Más y más prisioneros se desmayaban por la falta de comida y agua, y por golpes de calor. Viendo que la situación no era buena, los otros oficiales fueron a informar al oficial de mediana edad.
—Señor, ¿qué deberíamos hacer? —El oficial de mediana edad miró a los prisioneros y dijo:
—Denles algo de agua, luego continuemos. —El oficial se veía preocupado cuando dijo:
—Este subordinado no cree que puedan seguir adelante en esta condición. —Si pueden o no, deben continuar —el oficial de mediana edad habló en voz baja.
Después de trabajar con él durante muchos años, esta fue la primera vez que el oficial lo vio forzar a los prisioneros de esta manera. Aunque estas personas son criminales, no se les puede permitir morir en el camino, de lo contrario los oficiales no escaparán del castigo.
El oficial bajó la voz y preguntó curiosamente al oficial de mediana edad:
—Señor, perdón por preguntar demasiado. Pero, ¿tiene alguna razón para pedirles que sigan adelante en esta situación? —El oficial de mediana edad lo miró y dijo:
—Te lo diré, pero debes guardarlo para ti. —Naturalmente —el oficial asintió rápidamente y se acercó al oficial de mediana edad, listo para escuchar lo que tenía que decir.
Mirando alrededor, el oficial de mediana edad cubrió sus labios y dijo:
—Oí del Magistrado de la Ciudad Bei Qiang que el Emperador está a punto de iniciar otra guerra para conquistar el mundo. —Al escuchar lo que el oficial de mediana edad acaba de decir, el oficial también se sorprendió. Abrió mucho los ojos y preguntó asombrado:
—¡¿El Emperador está loco?! —¡Baja la voz! ¿Quieres morir?! —el oficial de mediana edad bajó la voz y lo reprendió.
El oficial rápidamente se cubrió la boca y miró a su alrededor. Después de asegurarse de que nadie oyó sus palabras, bajó la voz y susurró:
—¿Qué está pensando el Emperador? Ahora mismo, desastres naturales y provocados por el hombre siguen llegando, y las guerras están en auge sin parar. ¿Por qué todavía quiere conquistar el mundo? Además... —miró a la familia Xiao, y continuó:
— Ese está aquí. ¿Hay otra persona que tenga la capacidad de conquistar el mundo además de él?
El oficial de mediana edad también echó un vistazo a la familia Xiao y dijo:
—No es asunto nuestro. Nuestra prioridad ahora es completar la tarea lo antes posible y regresar antes de que comience la guerra. Ahora, ve a darles agua y déjalos descansar por diez minutos, luego continuaremos.
—Sí, señor.
Con la orden del oficial de mediana edad, los otros oficiales distribuyeron rápidamente agua a los prisioneros antes de obligarlos a continuar su camino después de descansar diez minutos. Xu Xiang se sentó en su carreta de mula y vio al oficial de mediana edad susurrar al otro oficial. Apoyó su barbilla en su mano y observó calmadamente las expresiones tensas de los otros oficiales. Levantó las cejas por un momento y continuaron su viaje.
Después de un breve descanso, el grupo no se detuvo hasta la puesta de sol. Dado que no podían caminar en la oscuridad, los oficiales les permitieron descansar después de llegar a un campo de hierba. Xu Xiang estacionó su carreta de mula junto al trineo de la familia Xiao y bajó del asiento del conductor.
Se acercó a la carreta y sacó una olla de hierro, una bolsa de fideos de arroz, seis huevos, sal, seis tazones, seis pares de palillos y una olla de agua. Poniendo todo en la olla de hierro, fue hacia la fogata de la familia Xiao.
Al ver que traía una olla de hierro pesada, Xiao Han se apresuró a ayudarla. Aunque parece delgado y débil, en realidad es muy fuerte. Desde que comenzó a practicar artes marciales a la edad de tres años, las artes marciales de Xiao Han han alcanzado el nivel de un maestro en este momento. Llevar esta pesada olla de hierro no es nada para él.
—Hermana Mayor Xu, permítame ayudarla.
Al ver su rostro sonriente, ella le dejó tomar la olla de hierro y dijo:
—Gracias.
—Mhm.
Cuando Xiao Han puso la olla de hierro pesada en el suelo, vio a su hermano mayor todavía mirando fijamente a Xu Xiang. Tosió unas cuantas veces para recordarle, pero Xiao Shao solo lo miró por un segundo, luego volvió a fijar su mirada en Xu Xiang, como si intentara mirar dentro de su alma. Después de intentarlo algunas veces más y fallar, le susurró a Xiao Shao sin esperanza.
—Hermano Mayor, no la mires fijamente. ¿Has olvidado lo que nuestra madre dijo esta mañana? ¿Realmente quieres casarte con la Hermana Mayor Xu?
Xiao Shao lo miró ligeramente y dijo:
—No hables tonterías.
—Entonces, ¿por qué sigues mirándola, como si fueras a comértela? —preguntó de nuevo con curiosidad.
Xiao Shao lo miró como si fuera un idiota y preguntó:
—¿Quién quiere comérsela? ¿No te diste cuenta de que cuando ella sostenía esa olla de hierro, su expresión ni siquiera cambió?
Xiao Han se tocó la nariz y preguntó confundido. —¿No puede todo el mundo levantar algo tan ligero como eso?
Al escuchar lo que dijo, Xiao Shao no pudo evitar dudar de la inteligencia de su hermano menor. Frotándose la ceja, miró a Xiao Han con desesperanza.
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