Abi no sabía cómo sentirse después de escuchar su explicación.
—¿Una fruta sin madurar? ¡Oye! ¿Quién eres tú...
—Shh... sube ahora. —La interrumpió y la medusa pasó de emitir una luz cálida a un frío y escalofriante resplandor. Abi sabía que no debía insistir más, pero en ese momento, no le importaba. Estaba demasiado agitada al ser comparada con una fruta, ¡y sin madurar!
Abi infló sus mejillas y se fue, pero no sin antes lanzarle una mirada furiosa, dejándole saber que no estaba contenta de ser comparada con un objeto inanimado y sin madurar.
Afortunadamente para ella, ya estaba a mitad de camino por las escaleras - sí, ella tomó las escaleras para poder pisar su imaginaria cara a cada paso - cuando Xavier habló otra vez.