—Se acabó desde que cayó la noche sobre el mundo —a Sara parecía acostumbrársele tal reacción dondequiera que iba, y no parecía molestarle ninguna de las miradas de duda de Lang y Peter.
—Entonces... —William miró a los dos que estaban de pie a su lado, haciéndoles señas en silencio para que se sentaran.
Y los dos siguieron sus palabras, manteniendo toneladas de preguntas y dudas enterradas en lo más profundo de sus corazones.
—Mi abuelo consiguió muchas pistas sobre el paradero de los maestros de espíritu oscuro que causaron el caos ayer —Sara se sentó, justo al lado del asiento de William—, y todos están ahí fuera, buscándolos y tratando de cazar a más de ellos.
—¿Pistas? Interesante —William nunca imaginó que un incidente tan pequeño daría frutos a algo tan grande.