—¡Princesa Elfa, esta es tu última oportunidad! ¡Sal ahora, o destruiremos esta barrera y te arrastraremos fuera, y haremos uso de los otros que están contigo adentro! Siempre es bueno tener nuevos esclavos! —gritó un orco con huesos atravesando su nariz.
Blake frunció el ceño mientras caminaba lentamente detrás del orco. El orco ni siquiera pareció notar la presencia de Blake. —Princesa Elfa, ¡te doy la cuenta de cinco! ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! Cuatro...
—Cinco... Ve al infierno —Blake terminó la cuenta mientras empujaba su espada por la parte trasera del cuello del orco y la retorcía un par de veces antes de sacar la espada y golpear la herida con la mano diciendo:
—¡Bola de fuego!