Una semana pasó, y Blake ya había hecho su segundo núcleo de maná bastante grande. Aunque todavía no era lo suficientemente grande como para ser grabado, ni tenía lo necesario para alcanzar su segunda verdadera evolución. Necesitaría formar un núcleo más completo y luego grabar ambos antes de que pudiera evolucionar de nuevo. Durante este tiempo, intentó todo lo que se le ocurrió para detectar poder astral, pero no pudo ni siquiera atisbar qué era. Pero tampoco iba a rendirse tan fácilmente. Aunque podía confiar fácilmente en el maná para formar sus núcleos, sentía que sería mejor también intentar descifrar este poder astral.
—Supongo que deberíamos le... —Blake miró hacia la distancia y vio una figura familiar sentada en una roca que no estaba allí antes. Suspiró y sabía que dicha figura quería hablar con él.