Las bestias eran extremadamente activas por la noche, por eso los aldeanos no se atreven a subir la montaña a buscar alimento a esta hora del día.
Tres figuras se apresuraron a través de la neblina y entraron en el área interior de la Montaña Cenicienta. Poco después, se encontraron con una manada de jabalíes con cuernos. Se les veía olfateando el aire en busca de comida. Los agradables olores pertenecientes a los humanos les eran imposibles de pasar por alto. La posición oculta de las dos personas y un perro demonio fue comprometida.
Docenas de bestias giraron sus ojos escarlata hacia ellos mientras suspiraban y salían de detrás de un árbol grueso.
—Sus narices son bastante agudas. Pueden olfatearnos a un metro de distancia. ¡Increíble! —exclamó Sin Sombra. Era bastante extraño ver a un perro corpulento y alto hablando.