La cintura de Noah se volvió morada mientras la sangre se escapaba de sus órganos internos. Su agujero negro rápidamente proveyó materia oscura para comenzar el proceso de curación, y una densa membrana cubría sus tejidos heridos.
La última maza era capaz de mucho más poder que las demás. Noah no sintió nada inusual de esa arma y su estatua cuando inspeccionó el pasillo, pero había algo diferente en ellas.
Noah se preguntaba por qué los informes de la Familia Balrow no mencionaban nada sobre esa característica, pero rápidamente encontró la respuesta a sus dudas. El grupo de cultivadores que había venido antes que él no llegaron a la última estatua. Nadie estaba al tanto de ese detalle.
—El creador es un monstruo sádico —maldijo Noah en su mente mientras evaluaba las lesiones sufridas.