—Oye, tipo malo... Deja de coquetear con mi mami... Te estás muriendo, así que, ¿cómo tienes la energía para coquetear?
Cuando Porotito escuchó una confesión tan digna de vergüenza, no pudo evitar interrumpir.
Las palabras de Porotito hicieron reír a Huo Mian aunque todavía estaba llorando...
Huo Siqian estaba intrigado por las palabras de Porotito, así que miró hacia arriba y preguntó: —¿Eres Pudín o Porotito?
—¿Puedes adivinarlo?
—¿Recibo un premio si acierto? —Huo Siqian bromeó intencionalmente.
—¿Cuenta una bofetada en la cara? —Porotito respondió. Era raro que ella fuera tan atrevida.
—Nop. Si lo hago bien, haz que tu mamá me ame, ¿de acuerdo? —Huo Siqian continuó molestándola.
—Nunca... ¡Sería más fácil para ti volar hacia el cielo y ser amigo del sol! —Porotito le rodó los ojos a Huo Siqian.
—¡Porotito, no seas mala! —Regañó Huo Mian.
—Oh, entonces eres la más joven, Porotito. —Huo Siqian se rio con alegría.