—Chu, te amo tanto, debes hacerlo... Sé que será cruel y doloroso para ti, pero debes saber que, si me dejas vivir y sacrificas a Porotito, pasaré el resto de mi vida en dolor…
—Lo sé, pero Mian, no puedo perderte. Realmente no puedo perderte más...
Qin Chu abrazó a Huo Mian con fuerza, quería abrazarla así para siempre.
Cuando estalle la bomba, podrán ir juntos al otro mundo.
—Cariño, ya estoy lo suficientemente feliz. Te tengo a ti, a nuestras hijas, a nuestra familia y a nuestros amigos... He vivido una vida plena, no me arrepiento de nada... Sé que te será difícil afrontar el resto de tu vida, pero las niñas todavía son muy pequeñas... Necesitan un buen tutor... Tienes que seguir viviendo y asumir la responsabilidad de ser padre. Ya perdiste tres años con ellas, tienes que compensar eso con el resto de tu vida. —Huo Mian trató de convencer a Qin Chu con sus deberes paternales.