—Ella regresó a él minutos después con una amplia sonrisa en su rostro y él sabía que ella estaba increíblemente feliz —dijo él.
—Su corazón se sentía lleno al ver su sonrisa y él sabía que ella se sentía como en casa —comentó con ternura.
—Lamentablemente, pronto necesitó aire y tuvo que subir mientras ella se quedaba abajo. Mientras jadaba por oxígeno, miraba el cielo azul arriba —narró desconsoladamente.
—Su corazón se sentía decepcionado de no poder acompañarla todo el tiempo —confesó.
—Tomó respiraciones profundas y volvió a sumergirse, tratando de pasar tanto tiempo bajo el agua como podía —siguió narrando.
—Ella rió entre dientes y lo jaló más profundo hacia los corales y bancos de peces los rodearon. Él podía oír su hermosa voz pronunciar en ese idioma suyo, y por coincidencia los bancos los rodearon, como si no tuvieran miedo —recordó embelesado.