El brunch era una combinación de hotdogs, huevos y arroz. Era una comida super simple comparada con lo que ella estaba acostumbrada, pero comió con entusiasmo de todas formas.
El trío también charlaba mucho mientras comía, siendo la abuela muy parlanchina.
Primero, fue sobre Naia. La abuela preguntó por ella y ella le contó lo que le había dicho a León—es decir, que estaba encontrando su camino a casa.
—Oh, pobrecita. Come más —dijo la anciana, muy amable, y Naia se sintió cálida.
Durante esta charla, se enteró de que solo eran dos en la casa, ya que su padre —el pescador— había fallecido hace unos años en un accidente.
Al parecer, incapaz de manejar el estrés de su muerte, su madre los abandonó poco después.