—Roselia, te elijo como mi caballero a partir de aquí, pero te dejaré una vez que lleguemos al palacio del marqués.
—Lina, tú y Norma son suficientes. Ambas vendrán conmigo, luego cambiarán de turno después de tres días. Para que todas puedan tener tres días libres.
—Sí, su alteza.
—Empaquen todas las cosas necesarias y tomen un carruaje, yo iré primero con mi hermano.
—Sí, su alteza.
Cuando llegué a la sala de estar se podía escuchar el silencio absoluto, ¡oh señor! No me digas que estaban discutiendo de nuevo.
La última vez que Casio tuvo una discusión con James, toda su ropa terminó hecha jirones y tenía múltiples arañazos en su piel, ¡aún así no había aprendido su lección!
Aceleré aún más el paso al entrar.
—Hermano, estoy lista para el viaje —sus ojos se movieron de Casio a mí mientras asentía y se levantaba.
—Fue un placer conocerle, su alteza, y cuídese niño.