—Es solo un conejo, no hay necesidad de armar tanto alboroto.
Viendo a Lin Caisang mirar perpleja el conejo en su mano, Ya Molian sintió la necesidad de decir algo.
—¿Cómo va a ser únicamente por un conejo? Si fueran personas, ellas... No, tengo que averiguar la razón —Lin Caisang negó con la cabeza, afirmando con inusual certeza.
Saliendo del cuarto con ella, se encerró en otro ambiente, iniciando su investigación sobre ese inmóvil conejo.
Pronto identificó la razón.
—Hermano Molian, ¿quién atrapó a este conejo? ¿Fue Zhe Jue? —salió de la habitación y le preguntó a Ya Molian, quien la esperaba en el patio.
—Zhe Jue —Ya Molian llamó al patio y Zhe Jue apareció, frotándose la nariz y pareciendo bastante inocente.
—Señorita Lin, usted nunca dijo que estos conejos debían permanecer intactos, así que yo solo... ejem —Tosió incómodo dos veces.