—Entonces, ¿cuál es el primer paso? —pregunté.
—Primero, necesito estar seguro de ello. No es que no lo esté ahora, pero aún quiero comprobar de nuevo su mana negro —dijo Luc—. Para eso, necesita estar al menos un poco mejor que ahora. Necesito cortar un poco de su piel. Pero ahora mismo, está tan débil que no puedo ni siquiera pensar en hacerlo.
Era cierto. Incluso yo tenía miedo de tocarla. Parecía que se desmontaría. Siempre parecía frágil. Pero esta vez, estaba tan mal que incluso si ganara diez kilos más, quizás no sería suficiente.
—¿No es el nuevo doctor el famoso doctor Dimitri? —preguntó y yo asentí—. He oído hablar mucho de él. Es realmente joven, tal vez incluso un año más joven que nosotros. Se hizo famoso tan temprano y escuché que su tratamiento es mejor que el de la mayoría de los médicos. Quizás sea porque él hace sus propias medicinas.
—Las revisé antes de dárselas... No puedes confiar en nadie.