—¿Estás despierta, mi esposa? —preguntó desde mi lado.
—Mmm —murmuré—. Estaba en sus brazos sin poder moverme. La mayoría de las veces, él se iba antes de que yo despertara. Pero a veces, cuando despertaba un poco más temprano por accidente, me encontraba en su abrazo, aunque nunca me dejaba levantarme tan temprano. Me hacía dormir de nuevo, diciendo que necesitaba descansar.
—Entonces vuelve a dormir. Es muy temprano —dijo y cerró mis párpados con su palma.
—Tuve un sueño extraño —dije.
—¿Qué tipo de sueño? —preguntó.
—No recuerdo, pero ahora me siento como un villano —murmuré.
—... ¿No somos villanos?
—¿Qué... qué?
—Los villanos son mejores. Puedes hacer lo que quieras sin pensar en las consecuencias. Eso es simplemente perfecto —dijo—. Sabes, preferiría ser un villano. Y como mi esposa, sería bueno que estuvieras en el mismo equipo que yo.
—Sigues llamándote a ti mismo villano... Pero tú no eres así.