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Justo antes de que llamaran a Lauren al frente, Peggy se acercó a ella, su voz goteaba falsa preocupación.
—Oh, Sra. Holmes, es una lástima lo de su jarabe. Estoy segura de que lo que haya armado en el corto tiempo será… interesante.
Lauren la ignoró lo que no le cayó bien a Peggy, avivando su enojo. Nunca antes había sido tratada con tal desdén. ¿Cuántas veces necesitará repetírselo en sus oídos que ella era la única campeona aquí? Tal vez después de esta ronda no tendrá otra opción que reconocer quién era el verdadero maestro. De todos modos, eran solo unos segundos. Cuando llegó el turno de Lauren, avanzó con su bebida. La habitación quedó en silencio.
Hizo su presentación con confianza, era un delicado equilibrio de sabores florales, especiados y a nuez,
Los jueces dieron sus primeros sorbos y un silencio inesperado cubrió la habitación. Sus expresiones eran indescifrables.