Al tomar la foto, Jasper la estudió con detenimiento, su atención se centró en una profunda cicatriz que desfiguraba la mejilla izquierda del hombre. La curiosidad y la sospecha se mezclaron en la mente de Jasper mientras reflexionaba sobre la identidad del hombre y su conexión con Sebastián.
—Pensé que estaba muerto en ese momento —rugió Sebastián, mostrando sus dientes—. Pero está muy vivo.
—¿Quién es él? —preguntó Jasper, colocando la foto sobre la mesa—. Su curiosidad aumentó.
—Un topo en mi pandilla —respondió Sebastián, estrechando los ojos y dejando que sus pensamientos se desviaran hacia el pasado—. Era una vez mi hombre de mayor confianza, pero me traicionó y se unió a las fuerzas enemigas.