Benjamín estaba algo tenso al darse cuenta de que Cristóbal no había llegado todavía. Una sensación de inquietud se apoderó de él, ensombreciendo su confianza previa en el éxito de su plan de escape.
El jet estaba listo, pero Cristóbal y Abigail aún no habían llegado. ¿Por qué tardan tanto? Cristóbal se había alojado en un hotel cerca del aeropuerto y esperaba llegar en menos de 15 minutos. Pero ya había pasado media hora y no había señales de ellos.
Al no poder contactarlos en su teléfono, se sintió ansioso. Marcó el número de Abigail y descubrió que estaba apagado. El pánico se apoderó de su corazón.
La comprensión golpeó a Benjamin como una ráfaga de viento frío. Habían subestimado a los espías de Sebastián. En lugar de engañarlos con éxito, Cristóbal y Abigail habían caído sin saberlo en su trampa.
Los espías habían sido implacables en su persecución, siguiéndolos pacientemente y esperando el momento oportuno para atacar.