—Escuché que la Tribulación Empírea es muy peligrosa.
Lunabrillante estaba muy preocupada. Sus dos manos estaban apretadas fuertemente frente a su pecho. Ji Ning se agachó y tomó suavemente a su hija en sus brazos. Él miró su cara, luego sonrió.
—Lunabrillante, no te preocupes. La Tribulación Empírea puede ser peligrosa para los demás, pero para mí, tu padre, en realidad no es nada.
—¿De verdad?
Lunabrillante vaciló.
—De verdad. Tienes que confiar en tu padre —dijo Ning.
—Bien.
Lunabrillante extendió sus pequeñas manos para abrazar la cabeza de Ning.
—Padre, mi madre se ha ido. No quiero que tú también me dejes.
Ning sintió que le dolía el corazón. Lunabrillante todavía era muy joven. La muerte de Yu Wei había tenido un enorme impacto en ella.
—Tu padre jamás te dejará, Lunabrillante.
Ning sostuvo a su hija en sus brazos y luego le susurró:
—Tu padre siempre te protegerá.