—¿Cómo que los culpables son Ji Ning y su grupo? —preguntó Baiwei Monte Norte frenético—. Padre, ¿de qué estás hablando? ¿Culpables de qué? ¿Qué estás diciendo?
—¿Acaso no adivinas? —dijo Tigre Negro del Monte Norte y miró a su hijo.
Este era el hijo al que le había confiado todas sus esperanzas, aquel a quien siempre había procurado entrenar. Si no hubiera creído tanto en Baiwei, lo habría dejado a su suerte para que se convirtiera en un descendiente ignorante y sin futuro. Sin embargo, Tigre Negro siempre había sido muy estricto y exigente con él.
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