```
—Hmm… —murmuró Ofelia cuando pasó una página y vio antiguos garabatos—. Se parecían a los escritos en la cama encontrada atrás en el Ducado Mavez, la que bendecía a una pareja con herederos.
—Una vez más, Ofelia se encontró encantada por la ilegible escritura. Ella sentía su boca moverse por sí sola, voces y susurros saliendo mientras comenzaba a leer la antigua lengua. Ella era como una mujer poseída por un espíritu, sus labios moviéndose por su propia cuenta, hasta que extraños sonidos salieron. Entonces, comenzó a perder el agarre de la realidad, sus ojos ardían, su cuero cabelludo hormigueaba y sus palmas comenzaron a brillar con un violeta antinatural.
—¿Qué estás leyendo?
—Ofelia dio un salto ante la súbita interrupción, girando en su asiento. Se apresuró a esconder el libro detrás de ella, pero la persona levantó sin esfuerzo las páginas. Ocultó sus manos detrás de ella, dándose cuenta de que había sido atrapada en otro trance.