Aria estaba confundida por la reacción de Cisne. Ya le había dicho que no sería capaz de usar más su brujería una vez que Aria utilizara el poder de este collar.
Pero Cisne no se movió.
No intentó atacar a Aria con su poder, ni siquiera intentó esquivar o huir de ella.
Todo lo que hizo Cisne fue juntar sus manos en señal de oración. Cerró los ojos mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.
—¿Qué le pasa? ¿No se da cuenta de que tiene que hacer algo ahora? —Aria pensaba—. Bueno, así es más fácil entonces. A esta distancia, puedo asegurarme de que el poder de este colgante no falle, y Cisne perderá su habilidad de hacer brujería para siempre.