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50% La caída de una leyenda (Inazuma) 2 / Chapter 6: La libertad dada por el caído: parte 1

Capítulo 6: La libertad dada por el caído: parte 1

La doctora yace sentada en una esquina de la cama mirando a la otra fémina, con un libro sobre sus piernas cuya portada consiste en flamas en los bordes, y un caballero con armadura de espaldas, una cola de demonio sobresale desde la parte inferior de su espalda. En la mitad del libro hay unas palabras "La leyenda carmesí"

—Hm, me pregunto si realmente sigues débil o solo te haces para escuchar las historias de tu padre por mi —Mery se encoge de hombros mientras comienza a leer primero para después escuchar las palabras de la joven peli roja cual sonríe alegre —Ambas, jeje, no puedo evitarlo, si bien veo a Katasuke como una figura paterna de alguna forma, también deseo conocer más de quien se hacía llamar Samoko Kinoe, mi padre.

—Ya veo, cuando deje el mundo exterior esperé encontrar cosas fascinantes, y ciertamente no estoy decepcionada. Tu una demonio en carne y hueso frente a mi, solo podía soñar jaja, como sea este es el capítulo final, ¿estas lista? —Con un asentimiento recibido por parte de la súcubo, la rubia agarra ambos extremos del libro con sus manos tosiendo un poco para afinar su voz a la hora de comenzar a narrar. 

En el norte de la capital Arashi de Inazuma, un ejercito de 20 soldados marcha a paso calmado con sus lanzas en mano. Delante suyo guiándoles su general, su mirada al frente y frente en alto les brinda seguridad al ser él la primera defensa, más algunos tiemblan conscientes del peligro a enfrentar.

Uno de estos cae de rodillas abrazándose a si mismo, su cuerpo temblando frenéticamente ya aterrorizado. Sus compañeros le miran e intentan acercarse para extenderle una mano, más el hombre con el abdomen descubierto camina hacia este con los soldados haciéndose a un lado en respeto.

—Entiendo porque tienes miedo, estamos por enfrentarnos a un ejercito de Kanizas. Dime, ¿Por quienes vives, joven Katasuke? —Al escuchar su voz el peli azabache alza su mirada conociéndose con esos ojos dorados, capaz de ver esas pequeñas cicatrices en el rostro del demonio cual a pesar de eso tiene una sonrisa pequeña —S-si le soy sincero, n-no tengo a nadie... S-solo lucho porque, usted me salvo aquella vez, l-le estoy en deuda, y además veo a todos ustedes como mi familia.

—Ah, eso... de cualquier forma solo pelea, la vida de la gente de Inazuma depende de nosotros. Los demás protegen el sur, y nosotros el norte, siéntete orgulloso de pelear por lo que crees justo... amigo —Samoko se agacha ligeramente extendiendo su mano derecha al chico, y al ver esa expresión de amistad agarra la mano del demonio y se levanta junto a él.

¡Escúchenme, no me importa si hoy muero con tal de proteger la nación que me vio nacer, y crecer como un honorable guerrero. Ustedes también son capaces de sentir ese deseo que viene con la voluntad del rayo, hoy nos alzamos en contra de esas bestias con nuestro corazón y lanza en mano! —Alza en alto su lanza carmesí consiguiendo los gritos de apoyo de los guerreros bajo su mando, así marchando a una guerra cuyo destino es incierto para ellos más no pueden mirar atrás por la gente a cual quieren proteger.

Llegarían a una playa donde se cierne una tormenta por el tenebroso poder de la todopoderosa shogun, a pesar de los rayos estos avanzan valientes hacia una muerte casi segura. Samoko se encuentra en el frente con un ceño fruncido expectante de sus enemigos, su escuadrón agarrando con fuerza sus lanzas como si sus vidas dependieran de estas.

Apareciendo como sombras las mujeres lobo devotas a su reina oro, en el frente yacen quienes usan lanza o espada, detrás unas arqueras con varias flechas en un saco amarrado a una de sus piernas. Unas pocas poseen grimorios en mano, y delante de todas estas una fémina cuyos ojos dorado intenso se enfocan en el peli rojo que al verle una sonrisa perversa se forma en sus labios.

—Hm, sabía que vendrías, los demonios tienen un orgullo cual les impide retroceder incluso si van a morir. Pero, traer a estos mocosos también, de seguro temes morir solo —Agita su cabeza de izquierda a derecha un poco, con su cabello largo azabache moviéndose por el movimiento, comienza a olfatear hacia estos y asiente al abrir los ojos de nuevo —Desde aquí huelo vuestro miedo, los humanos llaman valentía a moverse incluso con el miedo en su cuerpo. Lo encuentro admirable, ¡Mis hijas, preparad vuestras armas, hoy enfrentaremos a uno de los descendientes directos de la señora del abismo, y sus guerreros!

Los soldados comienzan a murmurar, mientras el demonio mantiene la mirada al frente con seriedad. Katasuke puede escuchar como estos comienzan a desconfiar de su general, más este decide dar un paso al frente con su lanza en mano.

¡Me importa una mierda si nuestro capitán es un demonio, o si proviene del abismo, él como nosotros desea proteger Inazuma, dejad vuestras dudas y pelead! —El hombre sin armadura superior le mira de reojo, con una pequeña sonrisa y asiente como carga contra la líder del otro ejercito seguido de él con sus compañeros que recobraron el valor perdido, comenzando una batalla encarnizada por parte de ambos mandos.

Las lanzas de ambos líderes choca liberando chispas al suelo, como retroceden y chocan sus armas sosteniendo estas con las dos manos y empujándolas al contrario, el general aprieta los dientes debido a la gran fuerza que se ve obligado a usar en ese momento como su rival que no cede a pesar de sus esfuerzos. Los humanos batiéndose en duelo contra sus enemigas convocando técnicas en un intento desesperado de reducir a sus oponentes en cenizas.

Katasuke bloquea con su lanza los ataques de varias Kanizas como las flechas que provienen desde lejos sudando por el constante esfuerzo de defender como atacar, sacando un sello de sus bolsillos y golpearlo contra la tierra húmeda —¡Residencia artificial: Protección divina! —Una cúpula se levanta alrededor de él, quedando este con algunas Kaniza cuales en vez de mostrarse confundidas solo sonríen —Huh, eres tonto, ahora estas solo...

—No... ustedes están solas —Arroja su lanza contra una de ellas cual esquiva a tiempo el ataque tras inclinar su espalda hacia atrás demasiado, más es cortada a la mitad por el tajo de katana que realizo el mortal manchándose su armadura con más sangre, volteando hacia las otras allí con una mirada asesina —¿Siguiente?

Cada integrante del equipo realizo una invocación de residencia, confrontando con dureza y de forma salvaje a sus oponentes con las paredes azuladas que se tiñen de sangre roja humana o de monstruo no importaba, solo una masacre en busca de una libertad inexistente pero en cual se cree.

—Tsk, separáis a mis hijas para enfrentarnos y derrotarnos, ¿y vuestro honor maldita escoria? —Dice esta todavía de pie sangrando, y agarrándose su abdomen cual tiene un corte algo profundo pero que se es curado por una esencia dorada cual esta usa —Eres hipócrita, tu raza no tiene remordimientos en usar tetras para sobrevivir, nosotros haremos lo mismo en busca de proteger lo que ustedes quieren destruir, ¡somos los guardias de la todopoderosa shogun!

Sin molestarse por las heridas que aquejan su cuerpo, este se abalanza contra esta con sus puños en alto. A lo cual esta desvía los puñetazos con sus antebrazos, el sudor de ambos corriendo por su cuerpo como lo hace su sangre al estar en medio de un combate a muerte, jadeante esta...

—¡Para, para, estas narrando una pelea o que exactamente! —Kanya frunce su ceño como aprieta sus puños, y en consecuencia un suspiro proviene de Mery —Por última vez Kanya, ¡solo estoy leyendo!

—Oigan, ¿Porqué hacen tanto ruido? Estaba admirando la belleza natural —Katasuke afirma con una revista h sostenida en su mano derecha, con su ceja derecha ligeramente hacia arriba. Y mano izquierda peinando su cabello negro con algo de pereza —Oye, pervertido, tu viviste esa guerra bajo esa lógica cuéntale tu. Yo me iré a comer algo.

—La mujer propone y el hombre dispone, como han cambiado los tiempos. En fin, déjame ver donde se quedaron... ahh, ya esa parte, sinceramente no pude ver al capitán pelear, pero escuche algunos gemidos, jaja, además Yae Miko escribió este libro, los kitsunes suelen ser calientes. Yo me sentiría mal si esa zorra escribe sobre mi —El peli azabache deja la revista sobre la mesita de noche, y dirige la mirada hacia el libro. Viendo la ilustración donde aparece su fallecido general cual se fue ante sus ojos, unas lagrimas comienzan a caer más tiene una erección en su entrepierna, al ver a la reina oro cual tiene su camisa negra como sostén rasgado viendo algo de sus grande tetas como la belleza de esta.

Maestro, ¿estas llorando o estas excitado? —La cola de la súcubo se agita por la curiosidad que tiene la fémina, en eso obtiene la atención del otro que limpia sus lagrimas con su mano —Ambas, querida Kanya, ambas... 

El joven hombre toma asiento sobre la cama con sabanas blancas, y su alumna le mira curiosa en espera de su narración. Afuera de la ventana les mira Mei cautelosa de no hacer ruido.

—Samoko... ese nombre lo recuerdo... si ella es su hija, de seguro será más fuerte que él, Ei e incluso... yo —Esta susurra mirando a través de la ventana, sus ojos enfocados en Kanya.

—Técnicamente Katasuke no pudo evitar ser escrito por Yae, Jaja... ¿Dónde se encuentra él actualmente —Sara miraría con una sonrisa a su padre, que solo devuelve la sonrisa —Seguramente esta descansando allí arriba, o abajo, quien sabe...


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